sólo queda seguir volando…

____________________________________________

Un buen día decidió que volar no debía ser tan difícil.
Cuando la crearon le dieron como regalo dos alas, una a cada lado, que no sólo le permitían volar, sino que le permitían mantener el equilibrio…

Sólo tenía que aprender a utilizarlas…

Le daba miedo. El cielo estaba tan arriba y el suelo es tan duro…
Un día despertó y pensó que tener dos alas y no usarlas era un auténtico desperdicio. Así que decidió abrir los ojos, fijarse una meta, coger carrerilla y a cierta velocidad alzar el vuelo para ver que pasaba.
Se encontró más cerca de las nubes, lo había logrado, ¡estaba volando!… y allí arriba entendió que todo consistía en abrir los ojos, en visualizar la meta y echarse a volar…
Además allí arriba no estaba sola. Muchas más como ella también volaban con los mismos pensamientos en sus cabezas, y la forma de no caer era mirar siempre hacia delante…, ni hacia abajo, ni hacia atrás… y cuando desfallecía otras alas la sujetaban para que comprendiera que no estaba sola.

 

Rota - gaviotas


Descubre más desde El rincón de Sofista

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.